PRUEBA DE VUELO
Se evaporada el agua. El nadador todavía se sostiene, no cabe duda: es un ángel.
PARPADEOS
Solo hay tres clases de ciegos, ¿o tres no es el número perfecto? Está ese
al que no hay explosión ni asamblea de luciérnagas que lo saquen de la sombra
profunda. Está el otro, el que aún ciego, conserva un esbozo de penumbra y al
resplandor de un fósforo queda de pronto en éxtasis y bajo la luz furiosa del
mediodía cree que los ojos le vuelven. Y finalmente está aquél, ese que palpa
afanoso los contornos y las grietas, los movimientos y temblores de los breves
mundos. Ése,
el tercero, es el amante.
Dos textos absolutamente distintos, pero que ambos reúnen todo lo necesario para ser geniales,
Que los disfruten,
Carmen
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