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5 oct 2011

LA FIGURA DE UNA MADRE

Como el próximo 16 de octubre se celebra el día de la madre intenté buscar información sobre la figura de la madre en la literatura. Para mi sorpresa y desilusión, mucho de lo que encontré, está bañado de un halo de tragedia y de muerte. La mayoría, asocia el recuerdo de la madre con un sentimiento de devastación, si  tenemos en cuenta la vida de sacrificios  que la generación de nuestras madres debió soportar, o de callosidad si nos referimos al residuo que aquel padecimiento dejó en nosotras. Un ejemplo de esto es la novela de Laura Esquivel “Como agua para chocolate.” Tita, la protagonista está condenada a la soltería a pesar del amor que siente por Pedro porque una tradición familiar le impone, como la menor de las hijas, cuidar a su madre hasta que ésta muera. Una madre que esta muy lejos de ser el estereotipo amoroso que cada quién puede concebir en su imaginario. Por el contrario, es una mujer dura, absolutamente egoísta que no duda en hacer de la vida de Tita un verdadero calvario. Pedro deberá buscar una solución de compromiso para estar cerca de Tita, casándose con su hermana Rosaura. La situación va generando una tensión agridulce que llenará todo el relato de acercamientos y desplantes, de dolor y esperanza. ¿Por qué mamá Elena es tan resentida y descarga toda su frustración en Tita? Como le pasa a todas las mujeres: por una pena de amor. Tita descubre que su otra hermana, Gertrudis no es hija de su padre cuando Mamá Elena es violada por unos asaltantes y Tita tiene que regresar para atenderla. Mamá Elena no acepta ni la ayuda ni los caldos  de Tita y muere a consecuencia de sobredosis de los purgantes que toma para evitar ser envenenada por ella. Es entonces cuando Tita descubre las cartas que cuentan la historia de amor de su madre y el padre de  Gertrudis.  Una novela que incursiona en el realismo mágico pero que arranca todo lo mágico que el amor de una madre puede lograr.
1914. Arde Europa. El archiduque Francisco Fernando ha sido asesinado en Sarajevo y brotan en el mapa las manifestaciones de una guerra que se convertirá en la mayor conflagración de todos los tiempos y se llevará millones de jóvenes vidas. ¿Qué relación hay entre el archiduque muerto y los hijos de Ana, humildes campesinos de Eslovenia? Ladislav, Janez, Josef, Franz y Ferdo: uno a uno la madre los verá partir, con el ardor juvenil en los rostros, hacia lo desconocido. ¿Cómo encontrar belleza en el horror? ¿Acaso alguien podrá rescatar de ese infierno el derrotero de sus vidas y reconstruir el vaivén de sus destinos? Ana, la madre amorosa que vio crecer a cada uno de sus cinco hijos y que enloquece de dolor al comprobar que la guerra lo ha tragado a todos. En “El oso de Karantania” de Cristina Loza, la madre representa ese amor incondicional,  ese amor que espera en silencio el regreso de sus hijos; ese mismo amor que la llevará a la peor de las muertes: sin los que  ha engendrado y en la más absoluta soledad. La madre es en este caso sinónimo de dolor.
Si buceamos en el cine,
la figura de madre aparece también teñida de dolor o de dureza. En “Volver” película de Almodovar, protagonizada por Penélope Cruz, tres generaciones de mujeres sobreviven al viento solano, al fuego, a la locura, a la superstición e incluso a la muerte a base de bondad, mentiras y una vitalidad sin límites. Distinta es la figura materna que se pinta en el filme “El amante.” La filantrópica Italia de los Recchi es una anciana millonaria, insensible y aburrida. En el lujoso caserón de la familia, el patriarca organiza una comida para nombrar su heredero; será este quien se haga cargo de la empresa fabril que ha generado riqueza para los Recchi. Más que insensible y aburrida, la figura de la madre se presenta en este filme como la dueña y señora del destino de su hijo varón. Banal y calculadora, al frente  de la  familia no es el tipo de madre a la que quisiéramos rendir homenaje.
del fime "Mujercitas"
Por fortuna, en la literatura aparecen madres bondadosas, inteligentes, que si bien sufren, saben degustar la vida. Estas mujeres, desde el terreno de la ficción, también resultan inolvidables y protagónicas. La señora March representa a la mujer incansable que desea el bienestar de su familia. En la novela de “Mujercitas”, de Louisa May Alcott, ella aparece como la madre de cuatro muchachas a quienes tiene que educar. Juntas se enfrentan a las adversidades y situaciones que la vida les presenta a lo largo del tiempo.
Otra madre decimonónica y querida es la señora Dashwood, en la novela “Sensatez y Sentimiento” de Jane Austen. Al quedar viuda tiene que salir adelante con sus tres hijas, enfrentar a una la dureza de la sociedad, pero también ellas disfrutan de las artes y el conocimiento. Esta señora apoya a sus hijas aún en las circunstancias más tortuosas pero finalmente logran la felicidad gracias a su unión como familia.
Por último, qué mejor homenaje para todas las madres: para las que somos, para las que fueron y para las que lo serán, que terminar este artículo con un toque de humor. Les dejo entonces, algunas reflexiones que serían dignas de Mafalda… porque ¿Quién se atrevería a negar que todas llevamos una Mafalda, solapada en el dobladillo del corazón?
Todo lo que siempre necesité saber, lo aprendí de mi Madre:
  • Me enseñó RELIGIÓN: “Reza con toda el alma para que esta mancha salga de la alfombra.”
  • Me enseñó PREVISIÓN: “Asegúrate de llevar ropa interior limpia, por si tienes un accidente.”
  • Me enseñó a ser AHORRATIVO/A: “¡Pero por favor, guárdate las lágrimas para cuando yo me muera!”

En fin, madre hay un sola… ¡FELIZ DÍA! y hasta la próxima...
Carmen




5 comentarios:

Natalia Spina dijo...

Me encantó ! Super ágil ! Interesante y divertido, un verdadero espacio para leer en un recreito como el que me estoy tomando!

Piel de lechuza dijo...

Que bueno Natalia que lo tomes así, fue la idea. No por escribir con un poco de humor, se escribe sin profundidad, ¿no te parece?
Cariños y feliz día para vos,
Carmen

María E. dijo...

Querida Car, has trazado un derrotero por algunos prototipos de madres. Vos y yo sabemos el privilegio que tenemos de ser madres y ojalá nuestros hijos nos recuerden como las que hicimos, aunque no del todo bien, lo que nuestro corazón lleno de amor pudo.También nos hermana, amiga, la presencia de las nuestras, tan lejanas y tan cerca. Un abrazo inmenso.

Piel de lechuza dijo...

Sentido comentario el tuyo ME... Sólo las amigas que comparten un profundo cariño, un profundo dolor y ese tremendo amor de madre puede leer entre líneas como vos lo has hecho. ¡Gracias amiga! Un beso
Carmen

Titi dijo...

Acabo de leer nuevamente la nota del día de la madre.
¡Que divino el final con Mafalda!
Titi