Para Pili, mi hermana, y para mis amigas.
Después de ti ya no hay nada, ya no queda más nada, nada de nada. Después de ti es el olvido, un recuerdo perdido, nada de nada. ¿Cómo voy a llenar este espacio vacío, después de ti? ¿Cómo vivir después de ti?
Alejandro Lerner.
Después de ti.
Paso UNO:
Observe las
lágrimas que le caen sobre los dedos. Piense en diamantes. Visualice a
Elizabeth Taylor. Desee tener ojos azules y maridos consecutivos. Error.
Retroceda. Usted no necesita más hombres en la vida. Quiere estrellarse con el
auto de Penélope Glamour. Busque una hoja de papel y un lápiz. Escriba la
palabra “Lista” y enumere las cosas que debe comprar para morir con el estilo y
la dignidad de un personaje animado.
LISTA:
1. Conjunto deportivo, pero elegante,
diseñado para físico escultural.
Ignore el último
detalle, el del físico escultural. Continúe, impávida.
2. Anteojos blancos con forma gótica.
Sorpréndase del
uso de un léxico refinado, aún en estado crítico.
3. Sombrilla con moño.
4. Botas blancas a gogó.
5. Auto marca ACME con labios y ojos
prominentes haciendo las veces de un capó.
No profundice en
el hecho perturbador de querer morir en un auto con rostro humano.
Recuerde que en la
cuenta del banco no tiene plata. Rompa la hoja de papel y tire el lápiz dentro
de la pecera. Vea cómo su pez la mira con ojos deformes. Asuma que su pez es un
engendro de la naturaleza y desconozca el motivo por el cual lo compró alguna
vez. Intente analizar por qué le puso el nombre “Pepito” a un pez que la ignora
de manera permanente. Medite sobre el motivo puntual de llamarlo con apodos
cariñosos como “Pepino de colores”. Admita que un pez no es un vegetal y que su
pez tiene un único color: amarillo descolorido, amarillo repugnante. Observe el
castillo de plástico violeta en el cual aterrizó el lápiz. Reflexione sobre
cuál es el propósito fundamental de que un pez tenga, como aparente vivienda,
un castillo al cual supera en tamaño. Descubra que no existe una respuesta para
semejante interrogante.
Concéntrese en la
palabra propósito. Considere objetivamente la siguiente pregunta: ¿Cuál es el
propósito del amor? Deprímase por no saber la respuesta. Abra la bolsa de papas
fritas Kellogg’s y mastique de forma compulsiva. Experimente un vacío, producto
de la falta de estructura y certezas del universo amoroso. Tome el jarrón con
dragones chinos de colores brillantes y tírelo en el centro de la reproducción
de Los Girasoles de Van Gogh. Hastíese de la sonrisa de la Mona Lisa que la
mira desde la pared donde el vidrio de Los Girasoles se rompió a pedazos.
Alégrese de no ser la Mona Lisa. Piense que hay algo en esa cara que le resulta
vagamente animal. Filosofe: “¿Será por la asociación inconsciente con la
palabra “mona” o porque esa mujer me resulta francamente desagradable?”
Recuerde que él insistió en comprar esas reproducciones. Tome un marcador rojo
indeleble y píntele colmillos a la sonrisa de Mona Lisa. Cite a Duchamp y
píntele un bigote. Ría. Fuerte. No se cuestione quién es Duchamp ni por qué
alguna vez le dibujó un bigote a un icono sagrado del arte. Usted no tiene
tiempo de ahondar en misterios estilísticos, no cuando está en plena crisis
emocional. Deteste Los Girasoles. Tome conciencia de la antipatía profunda que
siempre experimentó por esos cuadros. Complete la frase, agregando: “Cuadros
baratos”. Visualice el odio. Déjelo fluir. Tire a la Mona Lisa por la ventana.
Observe cómo ella y sus bigotes se desploman en una terraza abandonada. A
continuación arroje Los Girasoles y vea cómo vuelan, sin el peso del vidrio, a
través de los cables de la ciudad. Sienta un placer secreto, pero no lo
reconozca porque Usted está transitando por un estado de desolación y furia.
Perciba cómo un hombre la mira triste, apoyado sobre un auto estacionado.