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9 ago 2010

DE LA PACHA AL ROCK por María Elena Garay


 Otra vez agosto, mes de los vientos y del presagio: sobrevivirlo es un pasaporte a la bienaventuranza, al menos para lo que resta del año. Agosto, última chance de poda (recordatorio para los inexpertos); tobogán hacia el próximo en el que reinará la primavera y la juventud (los adultos reconocemos, sin decirlo, que detrás de las arrugas somos aquellos muchachos y chicas entusiastas, lo que pasa es que se nos percudió el envase). Podría agregar mes del cumpleaños de mi nieto Lautaro y el del día del niño. Pero hay más: desde hace unos años, para los citadinos (hablo de Córdoba, mi aldea) mes de la Pacha. Lo que en los pueblos andinos (Perú, Bolivia, parte del noroeste argentino) es un rito sagrado milenario, acá tiene cariz de novedad y asombro. Por eso de la globalización y de estar constantemente conectados.


A fines de los ochenta, un grupo de investigadores de los mitos de los pueblos originarios, me invitó a la Quebrada de Humahuaca para ser testigos de la celebración del 1º de agosto. La ceremonia era privada: a través del maestro, músico y poeta de la Quebrada, Fortunato Ramos, pudimos ser testigos mudos. La tierra es la madre que nutre y sustenta, nos dijo, y nuestra fiesta es para agradecer lo que nos dio y pedir lo que nos falta. A la mañana Humahuaca olía exquisito: cada familia sahumaba la casa quemando ramitos de romero, quinoa, azúcar, para purificar, crear un buen ambiente. Y a mediodía en un corral, hombres y mujeres (parecían muy viejos, tal vez no lo eran tanto) hicieron la ceremonia: cavaron un pozo en la tierra, pusieron brasas, y a medida que cantaban o rezaban, en una mezcla de quichua o aymara, la comida: la tijtincha (cabezas de cabrito, maíz y habas hervidas) hojas de coca, vino, chicha, yerba, mote. Cada uno a su turno. Con gran respeto y devoción. Hasta clavaron cigarrillos encendidos sin tocarlos con la boca al lado del pozo. ¿Qué era esto? Estaban corpachando la Tierra, dándole de comer aquello que no querían que les faltase en el año. Agradecimiento, ofrenda y petición de los hombres del pueblo andino a la Madre, el sustento de sus vidas, la que les da cobijo, papas, habas, alimento para sus cabras.

En el año 2005 repetí el viaje: esta vez en Tilcara un 1º de agosto. Se celebró el rito en un club y cobrando entrada. Decenas de turistas apiñados alrededor del hoyo (era de noche) y un maestro de ceremonias que explicaba y hacía chistes. Muchos jóvenes tomando cerveza, después vendría el baile. Pensé esto es para extranjeros. No me equivoqué, al día siguiente, detrás de los muros de los patios salían los últimos humitos de las ascuas; un aroma perfumado invadía el aire. Es que se reza en privado, con sentimiento, con fervor, entre pares. El espectáculo, para los que sólo ven la tierra de las macetas de sus balcones. La TIERRA MADRE es de ellos.

La Madre Tierra como diosa, es un tema que aparece en muchas mitologías; hay representaciones en las culturas sumerias, célticas, nórdicas etc. Un himno homérico ( VII-VI a C)  llamado "Gea, Madre de todo" la celebra. Cibeles era la diosa frigia que se adoró en Anatolia desde el neolítico, como Gea y Terra en la mitología griega y romana respectivamente (claro que sus panteones le atribuían esa cualidad a diversas deidades). Personificaban la tierra fértil, diosa de las cavernas y montañas, de la naturaleza y de los animales. La fiesta de Anna Perenna en los griegos y romanos en el Año Nuevo, sobre el 15 de marzo, cerca del equinoccio invernal puede haber sido una fiesta a la diosa Madre, dado que el sol era considerado fuente de vida y de sustento. También en el hinduísmo, el Rig vedá (antiguo texto sagrado escrito en sánscrito) llama al poder divino femenino Machimata, "madre tierra". Y en Méjico, el primer viernes de marzo se celebra el ritual de Xochitlali, dando gracias  a la tierra e iniciando otro período de vida, siembra y gestación.
 Pero volviendo al inicio, desde hace unos años, residentes peruanos y bolivianos hacen la ceremonia a la Pachamama en varios puntos de esta ciudad. Creo que está muy bien que la muestren, aunque a nosotros nos suene a regionalismo, a costumbre. No lo es para ellos, que mamaron la devoción de sus padres y abuelos. Y que no quieren que se olviden de su Misa, de la que ellos mismos, futuros profesionales de una gran ciudad, vivirán de acuerdo a su tiempo y manera - la cultura es dinámica, punto escencial a tener en cuenta-.

La Quebrada de Humauaca difunde por todo el mundo su cultura, baste mencionar a Tomás Lipán, cantante aymara argentino nacido en Purmamarca. Y a Gustavo Patiño,  a quien conocí en su casita muy arriba en los cerros azules, lanzando a la inmensidad del paisaje las melodías de sus cuerdas y vientos después de haberlas mostrado en los mejores escenarios europèos. Hay que entender el mecanismo, todo se sigue mezclando, como mezclaron los pueblos originarios a la Tierra con la Virgen María (ambas madres) tras la colonización. Es así. Por eso está muy bien que Fortunato Ramos, el “maistro” puneño participe en los recitales de Divididos ¡sí los provenientes del mítico grupo de rock Sumo! cantando “Mañana en el Abasto” él, por supuesto, tocando el erque. Y que se haya hecho el film “La deuda interna” en base a un relato suyo.
Escribo mientras escucho el último disco de Divididos “Amapola del 66” : entre el tema Senderos y Jujuy, se escucha la voz del poeta tilcareño Germán Choque Vilca; presto atención: “…desde la noche oscura del incario/ desde el alba naciente del mañana/ custodiarán el sol de sus umbrales/ los añascos cardones del pulcara…/" Sigue el rock y toda su energía arrasadora. Cosas del tercer milenio: el mundo es una olla de bruja donde todos somos los huesitos de ese caldo.

La página de  CUENTOS de María Elena Garay ha subido uno titulado "Inútil recordar" que tiene relación con el presente artículo





7 comentarios:

La pinta dijo...

Tengo en mi casa una estatua de barro: La Pachamama. Este texto me hizo pensar en la globalización: ¿positiva o negativa? Lo que se, es que mete miedo esa olla de brujas, y mucho más, si sentimos que nos cocemos en el caldo de la vida... como huesitos.

Piel de lechuza dijo...

La vida como una sopa humeante en una noche de invierno. ¿Qué más simple y nutritivo que ser parte del potaje?

Gracias, Pinta.

Anónimo dijo...

Este artículo me trae recuerdos de milanesa de llama, una risa peculiar de hombre, callecitas de tierra y una combi llena de adultos mayores charlando...

Tatoo dijo...

A Choque Vilca y a F.Ramos lo quieren declarar Patrimonios Vivientes de la Cultura

Piel de lechuza dijo...

Qué buenos momentos! quiero volver! Y también comer esas milanesas, qué caviar ni sushi!

Y a lo que dice Tatoo yo también lo leí en una Ñ. Creo que Jujuy se lo está pidiendo a la Cultura de la Nación.

Hijo del tercer milenio dijo...

Y si no le convence la energía arrolladora de la guitarra y garganta de Mollo, le recomiendo el toque sutil, pero certero de las conmovedoras versiones de Presenta Trío, de cuando el violín de Don sixto se encuentra con el jazz.

PIEL DE LECHUZA dijo...

Cuando la juventud hace esas mixturas de tan buena calidad, me digo que la buena música nunca se perderá. Si le gusta Presenta Trío, le recomiendo a Las Rositas; imperdibles.